Author: RAGDE
•10:14

Este sermon lo comparte un hermano de chile que se le conoce como ARTURO06, me gusto quiero compartir con ustedes.

Hola amigo(a) en Cristo

El DESEO DE LOS HUMILDES

El deseo de los humildes oíste, oh Jehová; tú dispones su corazón, y
haces atento tu oído. Sal. 10:17.

Los Salmos 9 y 10 se complementan. En el Salmo 9 el pueblo de Dios
en­frenta los peligros que vienen de las naciones vecinas, mientras que en
el Salmo 10, los peligros y las presiones que el pueblo pasa vienen de
adentro. ¿Te diste cuenta que muchas veces los mayores enemigos están muy
cerca de ti?

En este salmo, personas soberbias maltratan y humillan a sus hermanos. El
salmista se refiere a los que temen al Señor y andan en sus caminos como
los "humildes". Se necesita humildad para reconocer los límites de la
criatura- aceptar el consejo divino.

Trata de andar en los caminos de Dios entre gente que se burla y juega con
las cosas sagradas, y verás que muchas veces te harán sentir ridículo y
obsoleto. Tu respeto por los valores y principios divinos hará que en
muchas ocasiones las personas se burlen de tu manera de encarar la vida.
En esas cir­cunstancias es cuando el cristiano necesita prestar atención
al texto de hoy. El salmista afirma que Dios hace dos cosas con los
humildes: los escucha y los fortalece.

Si alguna vez quedaste atrapado en un ascensor, sabes cuán bueno es que
haya alguien que oiga tus gritos. O si fuiste asaltado alguna vez, sabes
cómo te hubiera gustado que alguien te escuchara y fuera en tu auxilio. En
el salmo de hoy, Dios promete escuchar tu clamor cuando te sientes
presionado por las críticas de aquellos que no temen al Señor.

No solo eso, sino que él promete fortalecerte. Dios no viene a tomar tu
lugar. No quiere hijos frágiles, débiles e incapaces de enfrentar los
peligros. Él l os fortalece. Aguza tus ideas. Pone los argumentos
necesarios en tus labios. Te estimula a enfrentar los peligros y
presiones.

Y cuando los embates de la vida son más fuertes que tú, Dios promete
so­correrte, tomarte en sus brazos como un pájaro herido, listo para ser
destruido por el depredador, y llevarte al otro lado de la montaña donde
se encargará de curar tus heridas. ¿No es maravilloso? Por eso, el apóstol
Pablo pregunta: "Si Dios está con nosotros, ¿quién es contra nosotros?"

Hoy tienes por delante un día de victorias. Pero, si miras por la ventana
de vida, y ves el horizonte oscuro, no te desesperes, confía en la
promesa: "El deseo de los humildes oíste, oh Jehová, tu dispones su
corazón, y haces atento tu oído".
Por demás hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del señor corra
y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros. 2 Tes. 3:1
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